Aún recuerdo....

Y hay días de esos que te pones a pensar y recuerdas momentos pasados que no fueron tan buenos como esperabas. 

Hace unos días estaba hablando con mi pareja y recordamos mi último brote de mi enfermdad crónica (colitis ulcerosa), aquella por la que casi pierdo mucho más de lo que podría haber ganado, pero de alguna forma supe parar a tiempo. 

Algunos de esos recuerdos eran tristes... porque recuerdo como los primeros días de ingreso me sentía una inválida, no podía hacer nada sola, me tenían que levantar de la cama, me tenían que vestir, que duchar y mis ánimos... por unos días estuvieron en horas bajas y siendo sincera... estuve mal... hasta que tras varios días viendo entrar a gente por la puerta de la habitación y ver sus miradas de... 

Hostia, no me la esperaba así. 

Me hicieron darme cuenta de que tenía que remar por salir de la situación, por salir adelante y no permitir que aquel tropiezo me hiciera caer en picado. 

Volví a mi bueno humor, a ver el vaso medio lleno, a esperar buenas noticias y con mi cambi de chip todo aquello llego, empezamos a salir adelante, empezamos a notar que el cuerpo mejoraba y que las cosas volvían a su cauce. 

Pero recuerdo que casi siempre intentaba tener una sonrisa, intentaba estar feliz, intentaba sonreír. 

Tengo que decir que nunca he sido una persona de sonreir, nunca he sido de demostrar felicidad. Más bien siempre he sido seria tirando a borde, pero llego mi pareja y lo cambio todo, hasta en el momento más crítico saque fuerzas para tirar del carro por las dos (yo soy la fuerte) le oculte mi estado real de salud y en cada foto que le enviaba ella veía felicidad, pero no solo en la cara, si no también lo veía en los ojos. La sonrisa la puedes fingir una mirada no. 

Os dejo unas cuántas fotos de mi estancia en el “balneario de la Seguridad Social”